terça-feira, abril 15, 2025

TODO TIENE UN FIN!

TODO TIENE UN FIN! Lo que importa en la vida no es el punto de partida, sino el camino. Caminando y sembrando, al final, tendrás algo que cosechar. (Cora Coralina) Sabemos que podemos perder muchas cosas a lo largo de nuestra vida. Muchos, en efecto. Pero de todas las cosas, lo más preciado es nuestro tiempo de vida. Aprovechémoslo al máximo: con presencia, con verdad, con ternura y con dulzura, viviendo la vida mientras haya vida en nosotros. Alguien dijo que ser libre es no ser esclavo de la culpa del pasado ni de las preocupaciones del mañana. Ser libre es tener tiempo para las cosas que amas. Es abrazar, entregarse, soñar, empezar de nuevo. Si nuestros sueños son pequeños, nuestra visión será pequeña, nuestras metas serán limitadas, nuestras metas serán pequeñas, nuestro camino será estrecho, nuestra capacidad para soportar las tormentas será frágil. Nuestros sueños riegan nuestra existencia con todo significado. Como diría Augusto Cury: «No le tengas miedo a la vida, ten miedo de no vivirla. Sé un debatidor de ideas. Lucha por lo que amas». Todo tiene un principio, un medio y un final. La vida está hecha de ciclos, que constantemente llegan a su fin y comienzan nuevos ciclos de vida. Sin embargo, tenemos que reconocer que algunas personas no llegan a nuestras vidas para quedarse, sino para enseñarnos algo para el futuro, y luego...y luego, cuando menos lo esperamos, ¡se van! Todo empieza, vuelve a empezar, pero todo tiene su fin… “Cuando pensamos, lo hacemos para juzgar o llegar a una conclusión; cuando sentimos, es para atribuir un valor personal a lo que hacemos”. (Carl Jung) La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos. Nadie vive para siempre. Aprovecha al máximo el intervalo entre el “érase una vez” y el “fin”, estés donde estés, no lo dudes y hazlo realidad, entrega al mundo lo que simplemente eres. No hace falta nada más “Esta es la verdad: la vida comienza cuando entendemos que no dura mucho”. Y más en palabras de Millôr Fernandes: “Con mucha sabiduría, estudiando mucho, pensando mucho, intentando comprender todo y a todos, un hombre consigue, al cabo de más o menos setenta años de vida, aprender a callar”. Por último, sólo para recordar que, muchas veces, es en la nada que volvemos a ser todo, porque la vida no deja a nadie sin salida, a veces es necesario dejar de mirar a los pies y ver con el corazón. Podemos concluir que como dijo Clarice Lispector: “Mientras tenga preguntas y no haya respuestas, seguiré escribiendo”.

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