"La vida es una sucesión continua de oportunidades". (Gabriel García Márquez)

"La vida es una sucesión continua de oportunidades". (Gabriel García Márquez) Todo nuestro recorrido en esta vida comienza con pequeños pasos, y parece más difícil dar el primero... y cuando dudamos en dar el segundo, no pasa nada bueno, es solo que a veces no tenemos en cuenta, que por muy larga que sea una caminata lo más importante es dar el primer paso, si no das el siguiente paso ¡no se hará nada! “Todo tiene su tiempo. Si sientes que necesitas cambiar algo en tu vida, ser consciente de ello es un primer paso, y quizás con esto sea suficiente por hoy. ¿Quizás mañana, pasado mañana o principios de la próxima semana será el momento de dar el segundo paso necesario para realizar este cambio? (Anónimo) Por eso tenemos y debemos avanzar. No debemos desesperarnos, no debemos ponernos excesivamente ansiosos y tristes y dramatizar mucho cuando tenemos un problema, por dos cosas: o el problema tiene solución y hay que avanzar hacia la solución para resolverlo y se resuelve, o no tiene solución y es un problema que existe y tenemos que vivir con él. Nunca debemos olvidar esto y siempre debemos ponerlo en práctica en nuestra vida diaria. Y sobre todo, tener la convicción de no querer cambiar el mundo y de alguna manera dejar a cada uno responsable de sus actos y que no somos para nada responsables del bien y al menos del bien con lo que pasa en nuestras vidas. Como dijo Martha Medeiros: “Es mi responsabilidad no estar triste, no dejar que nadie me haga daño, no dejar que me pase nada malo”. En realidad, toda nuestra vida se compone de pasos. Pasos de acercamiento o alejamiento, pasos de encuentro o búsqueda, ¡pero siempre hay pasos! Los pasos que damos y los que quedan por dar, los pasos de quienes nos dejan o vienen a recogernos. Los pasos de quienes quieren dejarnos pasar y los pasos que tenemos que dar para continuar nuestro camino. A veces solo necesitamos un primer paso... pero tenemos que ser capaces de darlo para no sentir que fue desperdiciado esperando un tiempo que ya no tenemos. Y como decía Carlos Drummond de Andrade: "No hace falta que traigas regalos, ni rimas, ni flores ni nada. Sólo trae lo que sientas".