quinta-feira, maio 08, 2025

“Si las cosas no suceden como deseamos, debemos desear que sucedan como suceden”. (Aristóteles)

“Si las cosas no suceden como deseamos, debemos desear que sucedan como suceden”. (Aristóteles) Nuestras circunstancias están siempre cambiando, y como no podemos cambiarlas, cambiamos la manera en que las vemos. Debemos saber que la humildad implica reconocer las propias limitaciones, estar abierto a aprender de los demás y aceptar la propia imperfección. De esta manera, resaltamos la importancia de la humildad como valor fundamental para la sabiduría, el crecimiento personal y la construcción de una sociedad más justa y armoniosa. Como dijo Platón. "La humildad es la conciencia de la propia ignorancia." La humildad es una virtud que expresa sencillez y respeto tanto por nosotros mismos como por los demás. Es comprender tu valor, sin dejar de reconocer tus propios defectos. Aristóteles dijo una vez: "La virtud es el punto medio, y la humildad es el equilibrio entre el orgullo y la sumisión". No podemos vivir en el pasado, no podemos vivir en un momento para siempre. Tenemos que admitir que a veces nos perdemos momentos que en su momento creímos que durarían para siempre o ni siquiera pensamos en ello. Simplemente vivimos el momento sin pensar si habría un mañana. Como dijo Fernando Pessoa: «Vivo siempre en el presente. No conozco el futuro. Ya no tengo el pasado». Algunos dicen que lo que nos mantiene vivos son los sueños. Y los que ya no tienen sueños “mueren” por dentro porque dejan de tener sueños, olvidando que para sentirnos vivos necesitamos soñar. En general, vivimos la vida de los demás, de nuestros hijos, nietos y de todos los que nos rodean. Nos alegramos de su felicidad y cada vez que logran su sueño, olvidamos que hay un vacío dentro de nosotros. Tenemos que prometernos que nunca dejaremos de tener sueños, recordemos lo que escribió Tom Fitzgerald: “Si podemos soñarlo, podemos hacerlo realidad”. De hecho, sabemos que no todos los sueños son alcanzables, pero dentro de nosotros sí lo son. Dentro de nosotros no hay sueños imposibles. Como lo describió Gabriel García Márquez: “No es cierto que la gente deje de perseguir sueños porque se está haciendo vieja, se está haciendo vieja porque ha dejado de perseguir sueños”.

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